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ENTREVISTA A ANA TRALLERO

Por Emmain

 

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Ana Trallero es una mujer que transmite reflexividad en el contacto. Se muestra atenta a las palabras en una escucha activa muy poco frecuente. Desde su relajado interés parecen bullir los enlaces con los que establece explicaciones a los enigmas que atenazan a los consultantes. Resulta interesante escucharla, ya que es una experta en eso que se ha convertido en una experiencia imprescindible para los buscadores: las constelaciones familiares.

 

 


Tu formación académica originaria es la filosofía. ¿Cómo llegaste a las Constelaciones familiares?
La Filosofía actualmente no está ‘‘de moda’’, y la solemos asociar con algo anacrónico (Platón, Aristóteles, y otros señores muy antiguos que nos parece que están muy superados), pero en realidad la Filosofía se ocupa de saber cómo el Ser Humano comprende tanto las cosas que le rodean como a sí mismo, y estudiándola te das cuenta de que ese comprender las cosas de una manera u otra puede afectar mucho a nuestro estado anímico y nuestro estar en el mundo.
Mi interés por la Filosofía siempre ha sido fruto de mi interés por el Ser Humano y la Psicología Humanista.
Haciendo un taller terapéutico con un terapeuta alemán, Sebastian Elsaeser, fue como descubrí las constelaciones y me encantaron porque permiten plasmar de una manera muy sencilla y sintetizada aspectos muy complejos del alma humana que son difíciles de explicar sólo con las palabras. ¡Era filosofía viviente!

 

¿Cómo se puede explicar a alguien que no tenga ni idea de su existencia qué son las constelaciones?
Se podría explicar diciendo que es una terapia de enfoque sistémico, lo cual quiere decir que no mira al cliente como alguien aislado, sino como una persona vinculada con otras en una red de relaciones, que pueden serle potenciadoras o generarle conflictos.
Mediante representantes hacemos visible el sistema y lo que ocurre en él, para poder descubrir lo que genera conflicto y ver lo que se puede hacer para que vuelva a fluir la energía amorosa que beneficia a todos los elementos del sistema.
Las constelaciones en sí no son difíciles de explicar, lo que cuesta explicar es la técnica que se usa, porque lo que ocurre es que la formación escolar que recibimos no es capaz de explicar ciertos fenómenos. Eso hace que cuando se explica esta técnica no se entienda el por qué de algunas cosas. Y por eso a veces cuesta que el que escucha se haga una idea de lo que ocurre en una constelación sin entrar en pensar ‘‘eso no lo entiendo’’ y ponerse incrédulo y resistente a creer lo que se le cuenta.

 

¿A quién crees que le pueden servir?
¿Servir? A todo el mundo. A veces pienso que deberíamos hacerlas como una asignatura en el colegio para que pudiéramos tener más cultura humana y emocional de la que se nos proporciona, que es escasísima. Ya hace siete u ocho años hice mi primer taller con padres e hijos y he comprobado que resulta muy beneficioso para la armonía familiar.
Ahora bien, lo que no estoy diciendo es que todo el mundo lo necesite. A todos nos sirve conocernos a nosotros mismos y lo que nos está influyendo. Eso siempre es beneficioso para el ser humano que desee pasar por la vida de una manera consciente y no sólo vegetando.
Lo de necesitarlo… eso es algo que se siente, y en cualquier situación en que uno se siente perdido, confuso, impotente ante algo, inseguro, incapaz, solo, falto de apoyo… una constelación puede ser de gran ayuda.

 

¿Las constelaciones son una oportunidad terapéutica para resolver conflictos personales o amplían su radio de acción a los síntomas derivados de acontecimientos familiares previos ejecutados por antepasados?
Por supuesto que son muy eficaces para resolver conflictos personales e interpersonales, pero nacemos en un contexto que es previo a nuestra existencia y de este contexto heredamos cosas de muchos niveles (no sólo el color de los ojos). Esa herencia incluye valores, conceptos, sentimientos como los miedos, la culpa, la superioridad, la inferioridad… que, si actúan sin que seamos conscientes, nos interfieren y condicionan.

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¿Cómo se explica que unos desconocidos reflejen hechos significativos que son desconocidos, al menos conscientemente, por el consultante?
Esto es a lo que me refiero cuando decía que en el colegio no nos enseñaron ciertas cosas que la física cuántica nos puede explicar.
Yo no soy física cuántica, así que no me atrevo a explicarme en esos términos. Lo suelo explicar con ejemplos de experiencias cotidianas. Cuento que todos tenemos claro que cuando estamos ante una persona que no conocíamos de nada percibimos algo; de entrada es algo básico y global (estamos cómodos/ incómodos, nos ‘‘cae’’ bien/mal), pero si nos mantenemos con una atención abierta y sin prejuicios ni intenciones, que es lo que hacen los representantes en las constelaciones, poco a poco vamos captando más aspectos y detalles de esa persona. También cuento una cosa que ocurre cuando alguien, por ejemplo, se rompe un brazo: curiosamente no para de ver brazos rotos por la calle, lo cual nos muestra que cuando estamos sensibles a algo lo captamos con más facilidad.
Cuando alguien trae un tema a constelar y busca los representantes de su sistema entre los asistentes lo hace guiado por su intuición de quién será sensible al representado, o sea, una buena ‘‘antena captadora’’ para lo que ha de representar, y a la vez esa elección le da permiso al representante, le ‘‘sintoniza’’ por así decirlo con la ‘‘emisión’’ de ese elemento del sistema. De ese modo, si el representante se mantiene abierto, sin prejuicios ni intenciones, podrá darnos información sobre el representado.

 

¿Cómo crees que influye la cultura mediterránea en la conformación de las neurosis de los pacientes? ¿Existen adaptaciones a la forma de ser de aquí de la técnica que ‘‘inventó’’ un alemán o a todos nos duelen las mismas cosas?
Es importante saber que no es un ‘‘invento’’ de Bert Hellinger. Él solo encontró un sistema de evidenciar y materializar las leyes naturales de los sistemas, que no son arbitrarias sino el resultado de mucha observación del comportamiento de los sistemas de todo tipo. No las inventó nadie.
Las leyes sistémicas básicas son comunes a cualquier sistema humano, aunque su plasmación difiera en cada sistema. Por eso no creo que se pueda hablar propiamente de ‘‘adaptaciones’’, aunque algunos aspectos de cómo éstas se manifiestan, más o menos sutiles, puedan cambiar de una cultura a otra.

 

¿Qué disposición interna es necesaria para adentrarse en esta experiencia?
Como cliente, igual que en cualquier terapia, ‘‘saca más el que más pone’’. Uno debe ir abierto a enfrentar lo que sea que le causa problema y también a tomarse seriamente el resultado de la constelación y la nueva imagen que le dé. Con ‘‘seriamente’’ no me refiero a ‘‘obedecer’’ sino a intentar ver el problema con esa nueva visión permitiendo que eso nos enriquezca y nos haga más sabios y capaces de enfrentarlo.
Como representante, hay que ir vacío de intenciones para poder ser una buena ‘‘antena’’ que capte y transmita lo que le llega con fidelidad, sin juicios ni prejuicios.
¿Puede uno sanar con una única sesión o es un proceso?
Hay muchos asuntos que se liberan en una sola constelación. También hay otros que son más complejos y requieren varias constelaciones o un trabajo posterior de aprender a cambiar la actitud que nos genera problemas. Por ejemplo, un alcohólico no dejará de serlo al día siguiente, pero tendrá mucha más motivación para cambiar sus hábitos y más capacidad para llevar a cabo la desintoxicación y superar su adicción cuando anímicamente tenga solucionado lo que le empujaba a consumir.

 

¿Existe un modo de hacer que recomendarías para aproximarse a las constelaciones o crees que es mejor lanzarse a participar de primeras?
Mucha gente dice que hay que lanzarse a ciegas, pero en mi larga experiencia he llegado a la conclusión de que no es cierto. He observado que cuando se constela sin que el terapeuta conozca al cliente, muy a menudo hay que hacer varias constelaciones para llegar a fondo. Yo, a menos que sea una persona que haga terapia conmigo, recomiendo una sesión previa para que el constelador conozca a fondo lo que le preocupa al cliente y sobre todo para que el cliente tenga plena conciencia de lo que necesita trabajar en su constelación.

¿Aprenden igual los observadores que los que consultan?
El que consulta se lleva un aprendizaje muy directamente aplicable en su vida. El que observa constelaciones va forjando una sabiduría sobre el ser humano que le enriquece enormemente y que obviamente le puede ser muy útil en su vida. El que hace de representante tiene la oportunidad de experimentar la situación ajena como algo que le ocurre a él y eso le nutre con experiencias que quizá de otra manera nunca tendría.

 

¿Es frecuente que personas que vengan consultando por una cosa acaben descubriendo el conflicto que les atenaza en otro lado?
Yo no diría que es ‘‘frecuente’’ que ocurra eso, aunque lo que es sabido es que a menudo no podemos salirnos de un atasco porque no vemos claramente lo que causa el problema.imagen

 

¿Cuál crees que es la virtud principal de las constelaciones familiares?
Su fidelidad al mostrar lo que hay, sin tapujos. Si además el constelador es capaz de ser ecuánime y tener una mirada profundamente fenomenológica, lo cual no siempre es fácil, en la constelación aparece la verdad de una manera natural.

 

¿Podrías esbozarnos un caso que te haya impresionado especialmente?
¡Uf, son tantos! En cuanto a las cosas frecuentes, lo que todos llevamos encima son vivencias de nuestra infancia relacionadas con las figuras parentales que nos marcan muchísimo en nuestra actitud hacia el mundo, los otros y nosotros mismos.
Creo que sería bueno que todos constelásemos nuestra relación con las figuras parentales, porque de ahí parten muchos de nuestros problemas.
Por ejemplo, podemos estar en el mundo creyendo que no hacemos nada bien porque nuestros padres nunca estaban satisfechos con lo que hacíamos y descubrir en una constelación que el suyo no era un juicio ecuánime, sino afectado por las vivencias propias de esos padres o incluso de generaciones anteriores. Al entender lo que distorsiona su visión sobre nosotros, podemos a menudo ver el amor que subyace a esa exigencia y sentirnos valorados, lo cual cambia totalmente nuestra manera de estar en el mundo, ya que nos da seguridad.

 

Cuéntanos un poco de eso tan interesante que es el ‘‘Síndrome del Gemelo’’, parece muy indicado para personas con problemas graves de vinculación, ¿verdad?
Eso es algo muy extenso y que merece otra entrevista.
Es cierto que genera fuertes problemas de vinculación (por exceso y por defecto) y las constelaciones son una buena herramienta para poder detectar el síndrome y poder sanarlo. Para mí es un tema apasionante y para las personas que lo tienen, que son muchas (aproximadamente el 10% de la población) trabajarlo representa una gran liberación en su vida.

 

En vuestro centro también formáis a personas interesadas en guiar constelaciones. ¿Qué requisitos debe reunir un terapeuta constelador?
Sí, hago una Formación de Constelaciones que está avalada por la Asociación Bert Hellinger. Los requisitos básicos para entrar en la formación son estar dispuesto a entrar en un trabajo personal a fondo e incorporar una actitud fenomenológica.
Hay que tener en cuenta que la Formación de Constelaciones no es algo exclusivo para terapeutas. La visión sistémica y fenomenológica que en esta formación se aprende es aplicable a muchos ámbitos. Yo he formado, además de a terapeutas, a maestros, directivos, abogados, empresarios, trabajadores sociales, actores y directores de teatro. Al terminar la formación cada uno de ellos aplica lo aprendido, aparte de a su propia vida personal, a su ámbito laboral.
En el caso de un terapeuta constelador, aparte de la Formación que yo imparto, es necesario que tenga una formación como terapeuta que le dé la capacidad de hacer intervenciones terapéuticas que vayan más allá del trabajo con el sistema.

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‘‘Las constelaciones son muy eficaces para ver qué está impidiendo que fluya la energía constructiva y potenciadora del sistema y a veces nos descubren algo que no veíamos’’’

¿Qué es lo más complicado para un terapeuta durante las constelaciones?
Hay que mantenerse conectado con el sistema captando lo que allí ocurre sin tomar partido por nada ni nadie, dejarse ‘‘tocar’’ por el sistema para poder sentir lo que necesita sin que confluyan las propias emociones con las del sistema.
Se trata de entrar y a la vez no estar en el sistema. Hay que tener el mando y a la vez no mandar, sino estar al servicio del sistema. Hay que ser valiente para aceptar y así ayudar a aceptar situaciones a veces muy duras que la vida conlleva, y a la vez hay que ser prudente y no ir más allá de lo que para el cliente y el sistema es posible en ese momento. Las constelaciones son simples, pero no fáciles.

 

Tienes una formación amplísima que incluye haber aprendido del propio creador de la terapia Bert Hellinger. ¿Qué destacarías de él?
Bert Hellinger es alguien fundamental en mi vida profesional. Cuando le conocí me impresionó su asertividad y su claridad de percepción, también su serenidad y su estar presente de una manera profundísima. Su capacidad de ser amoroso sin ser blando, incluso a veces siendo muy duro. Me gustó mucho que utilizara términos usados por la religión pero que en él estuvieran desprovistos de moralidades. También su imagen de Dios, de la vida y de la muerte como algo ‘‘ni bueno ni malo’’ sino potente e intenso. Durante mi formación en sus talleres fue muy didáctico y nos mostraba sus conocimientos con una gran generosidad. Actualmente ya es una persona muy mayor y aún lleva una gran actividad. Creo que es un hombre que ha vivido su vida con pasión por lo que ha hecho y yo eso lo admiro mucho.

 

También te has formado con otro terapeuta mítico: Claudio Naranjo. ¿Qué huella te dejó?
Otro gran hombre, Claudio Naranjo. A Claudio tengo que agradecerle que nos aportara el Eneagrama, que es una inigualable herramienta para profundizar en el propio carácter personal y poder percibir los puntos ciegos de nuestra neura, de manera que en vez de ser elementos que nos boicotean, al conocerlos, puede ser aliados.
En el lenguaje de Eneagrama, conociéndolos, los pecados pueden convertirse en virtudes gracias a la toma de conciencia.

 

En los años que llevas haciendo constelaciones y formando a nuevos terapeutas, ¿qué has integrado y qué has desechado para llegar al modelo actual?
Lo que yo percibo es que cada constelación que hago me vuelve más sabia; en todos los talleres siento que integro algo nuevo. Pero por otro lado cada vez que empiezo un taller entro ‘‘en blanco’’, abierta a lo que salga, por eso no siento que tenga un modelo propiamente dicho.

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¿Cómo interpretas el auge de las constelaciones familiares frente a otras terapias? ¿Imaginabas que iban a ser tan populares cuando empezaste?
No me sorprende su gran auge porque cubren un espacio que estaba vacío y era necesario llenar. Veníamos de una Psicología que nos hacía mirar dentro de cada uno y que nos lleva a vernos como seres aislados, víctimas o culpables. Fue muy importante el cambio de enfoque de Virginia Satir y la Terapia Sistémica, que nos permitió ver que somos seres en interacción con otros, no seres aislados.
Lo que añaden las constelaciones es que nos permiten percibir esta interacción. Ya no es algo teórico, leído en un libro, pensado por alguien. Es algo obvio, lo vemos, lo notamos. Cuando algo es integrado a la vez por el intelecto, la emoción y la experiencia hace que actuemos sólidamente, sin luchas internas que nos debilitan.

 

¿Crees que en general en España se están trabajando bien este tipo de terapias?
Como en todo, hay gente que trabaja muy bien y también otras personas que, confundidas con la aparente sencillez de este método, trabajan de manera superficial.
Es muy importante elegir bien al terapeuta/constelador, porque aunque aparentemente los representantes tengan un gran papel, lo que sostiene la constelación y permite que se manifiesten cosas más o menos profundas es la presencia y conexión del terapeuta con el sistema.

 

¿Qué consejo darías a las personas que se estén planteando sanar a través de las constelaciones familiares?
Que sean conscientes de que las constelaciones son muy potentes y trabajan con cosas muy delicadas y que por eso es necesario buscar un terapeuta en quien sientan que pueden confiar a fondo. También recomiendo que vean algunas constelaciones antes de hacer una propia.

 


 

 
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