HEMEROTECA- Tomo III |
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ENERO 1975 – Año IV – Núm. 27 |
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ESCRIBE EL LECTOR |
¿QUE ES LA MEDITACION? (II) |
En el artículo anterior hemos tratado algunos aspectos de la meditación, tanto prácticos como de postura básica frente a la técnica.
La meditación es (entre otras cosas) una forma de superar las contradicciones internas, gracias a una comprensión de su raíz y por lo tanto ‘‘destranca’’, es decir, elimina los impedimentos al progreso en cualquier nivel. Este proceso es como poner la casa en orden y tanto el orden como el proceso son esencialmente dinámicos. El orden así obtenido implica un cambio de conciencia, una amplificación y profundización de la misma en el nivel en el cual estamos poniendo orden. Al mismo tiempo que intentamos esto, tratamos de tomar contacto con niveles superiores de conciencia, e integrarlos a nuestra personalidad. Esta integración no será ni profunda ni auténtica si esa conciencia no se expresa de un modo tan natural como el de una violeta perfumando el medio ambiente. Esa violeta es la personalidad y el medio ambiente la vida en sus infinitos detalles. La reflexión sobre esta analogía puede aclarar muchas cosas, tanto sobre moral (que no es lo mismo que moralidad) y espiritualidad (que no es lo mismo quedivagación) como sobre técnica y mil otros asuntos.
NO EXISTEN ACTIVIDADES FISICAS NI QUIMICAS
EN EL CONCEPTO ENERGETICO COSMICO
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Un ejemplo de la consciencia obtenida por la medicación es Swâmi Vivekânanda. Este hombre llevó una vida muy dinámica y fue muy eficiente en sus empresas. Gracias a él es que el Yoga indio tuvo tan rápida difusión en Occidente (con esto no desprecio la obra de otros), que conozcamos a Ramakrishna y que la Orden y la Misión Ramakrishna sean lo que son. Fue el discípulo preferido de Sri Ramakrishna Paramamsa.
El trabajo de la meditación es polifacético: 1) ‘‘Destranca’’ a todo nivel. No creo que este proceso pare en ningún momento de la sâdhana, pues como dicen las Escrituras: ‘‘el Yoga es como un sable, que si no se le pule, se oxida’’. 2) Intentamos vincularnos a otros niveles de conciencia, tratando que se integren a nuestra personalidad y que además la integren y trasmuten alquímicamente, en todos los estratos y facetas de la misma. 3) Nos hacemos cada vez más conscientes de las leyes cósmicas y por lo tanto tenemos una chance mayor para ser más libres, estar más armónicamente integrados y ser más poderosos en todo sentido (poder aquí es la capacidad de actuar sobre el mundo objetivo).
No sé si hay otros puntos, pero éstos son los que me parecen más evidentes. Si los analizamos con cuidado, se aclararán muchas cosas referentes a técnica, a los famosos sidhis (logros, perfecciones, poderes) y a las filosofías esotéricas.
1. Destrancar. – Una ‘‘tranca’’ o ‘‘nudo’’ se puede definir como algo que impide nuestro progreso, a cualquier nivel. No tenemos plena conciencia de lo que realmente es y tememos enfrentarnos a ello, porque integrarlo supone un cambio de estructuras, y un cambio de estructuras siempre implica un salto hacia lo desconocido, dejar las seguridades etc. y mirar con ojos nuevos. Hasta que no se haya dado ese cambio, podemos decir que la tranca o nudo es algo que nos frena y que anda boyando por nuestra personalidad, como un quiste.
Estos nudos siempre implican una disminución de la energía a nuestra disposición y un desfasamiento de la realidad. Los traumas, complejos, regresiones, etc., pertenecen a esta categoría. Los ídolos (no me refiero a los hechos en piedra sino a los de factura psicológica), betiches y afines existen gracias a que quienes los veneran están anudados. Desatar los nudos es un trabajo muy delicado, pues si bien lo mejor es no tenerlos, algunos son en ciertos momentos relativamente positivos. Si decimos que nuestro psiquismo es como un caballo, los nudos son como los arreos que lo atan al palenque y que le trancan las patas. Para librar al caballo hay que seguir un orden y para montarlo también. De lo contrario, si es medio escapista, tendremos que hacer el viaje cómodamente a pie. Si uso estas analogías se debe a que son gráficas y nos permiten elaborar mejor los conceptos. La dificultad (o mejor dicho tara) de la terminología intelectual abstracta es que manejándola podemos quedar prisioneros en el laberinto de la letra muerta. Por el contrario, la reflexión sobre estos símiles nos aclara más y más los conceptos de un modo viviente.
Si aceptamos que el hombre se maneja con energías cósmicas a su escala, deduciremos que los nudos que tengamos en nuestra vida psíquica nos impedirán la comprensión de su contraparte cósmica; por lo tanto, en tanto no estemos libres de las trancas a nivel personal referentes a un tipo de energía, nos irá mal con esta energía siempre. Cito a Sri Anrobindo: ‘‘La materia es energía, la energía es conciencia’’. Una cierta reflexión sobre esto aclara muchas cosas y entre otras lo de las enfermedades psicosomáticas.
Los nudos se hacen evidentes de varias formas. Una de ellas es el fantaseo. Fantaseamos sobre cosas que no hemos vivido completamente, o que las vivimos insatisfactoriamente. O bien sobre cosas futuras. Estamos pues, desfasados de la realidad, objetiva y subjetiva. Reprimir el fantaseo es estúpido y perjudicial. Para eliminarlo hay que desarmar todo el mecanismo de superimposiciones, represiones, fijaciones, etc. que constituye la esencia del nudo. Para esto es necesario no improvisar. Hay que tomar conciencia de cómo actúa. Sobre qué actúa y cuándo actúa. Simultáneamente hay que proceder a tomar conciencia de los otros niveles de la personalidad relacionados con el problema y durante todo ese proceso hay que ser conscientes del testigo de toda esa actividad, del que no estamos habitualmente conscientes. Es el núcleo de la personalidad y nos alienamos al no ser conscientes de él. Creo que lo podemos identificar con el jiratman de los vedantinos.
SE TRATA DE TOMAR CONTACTOS CON NIVELES SUPERIORES DE CONCIENCIA
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Antes de concluir, quiero aclarar algo del pasado artículo: dar la máxima importancia a la esencia de la acción no quiere decir hacer lo que se nos antoja, sino comprender de un modo más profundo lo que estamos haciendo: Al hacer lo que se nos antoja, en nuestro egoísmo, NO somos conscientes de la esencia de la acción, de la Shakti, pues estamos muy ocupados con lo que queremos. Para llegar a esa conciencia, hay que respetar las leyes cósmicas hasta la última jota. Ello se puede obtener (en buena parte por lo menos), en base a la meditación.
(Continuará en el próximo número)
SHALOM
N. de la R. – La primera parte de este comentario de publicó en el número de septiembre.
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