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HEMEROTECA- Tomo III

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Si bien es cierto que las psicofonías es un fenómeno totalmente comprobado y muy experimentado, no es menos cierto que su origen y naturaleza es todavía una incógnita. Incógnita que divide a los parapsicólogos en dos grandes grupos. Los que detienen las teorías mecanicistas y los espiritualistas.

Lo que vengo a aclarar y salir al paso es la serie de comentarios y teorías que en periódicos y emisiones radiofónicas vienen divulgándose, para espanto de unos y risas de otros… y esto, señores, es lo que en realidad desprestigia a la Parapsicología como verdadera ciencia y campo de estudio, que indudablemente lo es.

Nos lanzamos con poco conocimiento de causa (no juzgo, sino opino) a divulgar teorías y principios que la mayor parte de las veces carecen totalmente de fundamentos experimentales y no son más que elucubraciones. Me permito recordar que científicos de la categoría de Giuseppe Grazzini, Franz Sedl, Konstantin Raudive, Theodor Rudolh, Friedrich Jürgenson y otros muchos todos ellos a nivel universitario y académico durante años y años, vienen estudiando las psicofonías y han dado su opinión sin dogmatizar. Opiniones que son realmente las que nos interesan.

Entre los comentarios y explicaciones cogidas al vuelo, destacan incluso por su ingenuidad y falta de madurez científica, aquellas que por ejemplo dicen: ‘‘La psicofonía es una emisión involuntaria del operador que murmura palabras que luego aparecen grabadas como voces paranormales, o bien se trata de un efecto de ventriloquía, también inconsciente.’’ Estas teorías, divulgadas sin el menor fundamento experimental, se derrumban por completo ante una serie de experiencias.

Se han realizado grabaciones, después de haber aislado acústicamente el micrófono, colocándolo en el interior de cajas de porespán. Hasta tal punto quedó aislado el micrófono, que para que quedara alguna señal del experimentador grabada, éste tenía que hablar a voz en grito; pues bien, en estas condiciones las voces paranormales quedaron grabadas con una gran limpieza.

Quien tenga los más elementales conocimientos de física sabrá que el sonido nos propaga en el vacío. Creo que muchos de mis lectores, recordarán la elemental experiencia del timbre que se hace sonar en el interior de una campana de vidrio, la cual está conectada a una bomba de vacío. Dentro de la campana se ponía en marcha el timbre, comenzándose a continuación a realizar el vacío, inmediatamente el sonido empezada a debilitarse, cuando la bomba había alcanzado el máximo enrarecimiento, la señal acústica del timbre se extinguía por completo, pese a que se podía observar el martilleo sobre la campanilla. Ruego a mis lectores perdonen la exposición de tan elemental experiencia… pero el caso es que, colocando el micrófono dentro de una campana similar a la mencionada y una vez hecho el vacío, se ha procedido a la experiencia psicotónica. En estas condiciones, los resultados obtenidos han sido positivos, se han grabado voces paranormales perfectamente audibles, quizá mucho más claras y limpias que las realizadas sin vacío, pues todo murmullo ambiental, golpes u otros efectos han quedado totalmente eliminados.
Con lo expuesto queda demostrado que el fenómeno de las grabaciones de voces paranormales no se debe ni mucho menos a un efecto acústico, por lo que toda alusión a emisión involuntaria o a ventriloquía queda totalmente descartada.

A nivel de las varias Universidades que estudian el fenómeno de las psicofonías, prevalecen dos teorías fundamentales.
Una de ellas afirma y defiende la posición de que las voces que grabamos, que contestan a nuestras preguntas y nos llaman por nuestro nombre, nos vienen de otra dimensión de un mundo polidimensional, donde la inteligencia del hombre y su yo espiritual perdura. Maravillosa realidad que todas las religiones nos prometen.
Es delicado y peligroso el divulgar el fenómeno psicotónico como si éste fuera algo así como un teléfono que con toda facilidad nos permite hablar con el Más Allá. El opinar de esta forma es aventurado y contraproducente y por otro lado poco respetuoso. Cierto es que un gran número de investigadores que han profundizado sobre el tema, están de acuerdo en que las voces nos llegan de otra dimensión, de vida inteligente a nivel espiritual. Precisamente por lo expuesto hemos de tratar el tema con todo cuidado y seriedad, sin especulaciones tremebundas y con la frialdad y conocimiento necesarios para no caer en comentarios como el que transcribo y que fue divulgado por una de nuestras emisoras, en noviembre el año pasado. Más o menos decía así:
‘‘La psicofonía no puede ser debida a voces del Más Allá… pues los que están allá dejaron su cuerpo aquí y por ello no tienen laringe y es por lo tanto imposible que articulen palabra alguna.’’

Ante tan sesudo razonamiento, uno se queda atónito… El comentarista, al que por fortuna no conozco, se quedó tan ancho, convencido de su sentencia. A mi criterio, demostró con ello su más absoluto desconocimiento del problema y de los principios más elementales de la llamada ‘‘ciencia oficial’’. Le aclararé a dicho señor, que la longitud de onda de los sonidos que componen toda palabra, al ser emitidos por cualquier laringe humana, quedan dentro de los límites receptivos del tímpano. Si las psicofonías pudieran ser oídas directamente, dejarían de ser psicofonías y entonces ‘‘sí’’ serían un fenómeno acústico y hará falta una laringe. Pero no… no las oímos. La palabra emitida por (?) queda registrada sobre la cinta y el fenómeno, para más confusión de algunos, tiene también la entrada a nivel de cabezal grabador, pues sin micrófono se obtienen grabaciones de voces paranormales.

Otra teoría es que se trata de palabras que otando como memoria vibratoria, más bien impregnación ambiental. Esta opinión es equivocada, pues de ser así las palabras grabadas no guardarían relación con las preguntas hechas. Infinidad de veces hemos experimentado que las respuestas son inteligentes, que nos llaman por nuestro nombre y que nos preconizan hechos que posteriormente se han confirmado. Demuestran con ello, repito, poseer una dinámica e inteligencia propia independiente, cosa que no ocurriría de tratarse de una ‘‘impregnación flotante’’. Para confirmación de su dinámica y selectividad, expondré que, experimentando tres o cuatro personas, cada una de ellas con su aparato de grabación en el mismo lugar y al unísono, en unas cintas quedan grabaciones y en otras no, en unas quedan contestadas unas preguntas y en otras cintas el resto o ninguna.

Queda por último como teoría mecanicista, la que define a la psicofonía como una emisión de nuestro ‘‘inconsciente’’. O sea, algo así como una telepatía entre nuestro ‘‘yo’’ oculto y desconocido como emisor y la cinta magnetofónica como receptor. Esta emisión de nuestro inconsciente, por el momento no puede demostrarse ni explicarse, pues se desconoce el mecanismo que la pone en marcha o motiva, dónde radica y cuál es su naturaleza. De todas las teorías cientifistas, pese a lo insondable de la misma, es la más sólida.
Resumiendo:
a) No puede tratarse de radioondas, pues la jaula de Faraday no las detiene.
b) No es un fenómeno acústico, pues se propaga en el vacío.

c) No se trata de una ‘‘impregnación ambiental’’, pues las respuestas no coincidirían con las preguntas y es en realidad todo lo contrario.
En definitiva, son dos las teorías o escuelas que perduran, todas las demás han cedido por su base. Estas son: la espiritualista, que admite la vida en otro plano desmaterializado, y la mecanicista con su principio del inconsciente.

Fríamente, ante los resultados obtenidos tras miles y miles de grabaciones, tanto en universidades y centros de investigación, así como de operadores privados, el platillo de la balanza parece decantarse a favor de aquella que admite la consciencia inteligente, a otro nivel y desprovista de soporte físico. Por ello comentaba en un principio la seriedad y respeto que nos debe merecer tal fenómeno.

Es de esperar que aquellas personas que tienen a su alcance los medios más modernos de difusión e información, se limiten a informar, que realmente es la función para la que están preparados, y no otra. Que se abstengan de lanzar gratuitas opiniones. Que dejen al físico que opine sobre física, al químico sobre química, al teólogo sobre teología y al parapsicólogo sobre parapsicología, pues de lo contrario oyentes y lectores no sabremos qué hacer… si reír o llorar.

S. DARNELL

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