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HEMEROTECA- Tomo III

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Las pinturas rupestres de la cueva de ‘‘Les Tríos Freres’’, en Fancia, presentan a un hombre revestido con una piel de animal y luciendo una máscara con cuernos; en Afvalingskop, Africa del Sur, otra pintura rupestre, nos muestra a un hombre que, cubierta la cabeza con una máscara cornuda, lleva el falo en erección; un petrogrifo de la Edad del Bronce que se halla en una cueva de Bohuslen, en Suecia, representa a un hombre con cuernos e igualmente el falo en erección… Así podría seguir enumerando representaciones prehistóricas de hombres carnudos, hasta casi un centenar. ¿A quién representaban estos hombres mitad bestia cornuda? ¿Quiénes eran? Es el brujo, o sacerdote-rey, encarnación del animal totémico en una danza ritual. Los cuernos, que la máscara lleva, son símbolo de fuerza, poder y virilidad y se corresponden con los llevados por el animal tótem –toro, ciervo, macho cabrío, gacela–. Esta máscara atrae y, lo que es más importante, retiene las fuerzas primordiales, reproduciendo al animal –o dios– arquetipo en el mismo brujo o sacerdote-rey, encarnándose en él y estableciendo así la comunicación hombre-dios.

Estas mismas máscaras pueden verse, ya no pintadas en la roca, sino en cualquier museo, en madera o cetrería procedentes de cualquier lugar del mundo, desde Africa hasta América y siempre con igual significado y simbolismo.

Más adelante, cuando el dios se representó en forma antropomorfa, siguió luciendo los cuernos totémicos símbolo aún de su poder, potencia, fuerza y creatividad. En Egipto el sistema jeroglífico de los cuernos significa ‘‘lo que está por encima de la cabeza’’ y simboliza ‘‘el abrirse camino’’, como así lo expresa la testuz del carnero o la del toro, signos precisamente que abren el cielo en el Zodíaco –Aries y Tauro– y adorno principal en los arietes para abatir las puertas de las murallas.

En Frígia, Sabazius, dios solar, llevaba cuernos y, posteriormente, los griegos le llamaron Apolo. Ahora bien, el Apolo Karnelos lleva, como es natural, cuernos. Baco tiene por emblema los cuernos. El Pan de los Romanos reunía todo el simbolismo: cuernos, pies de macho cabrío y el falo en erección. Más tarde Pan dio nacimiento al Fauno y al Sátiro, ambos con iguales o parecidas características.

El Tupán de los brasileños era una mezcla de Baco, Pan y el Diablo.
El más importante dios celta, Cernunnos, dios como los anteriores de la fertilidad y de la renovación, lucía una espléndida cornamenta de ciervo como imagen precisamente de este eterno renovarse y de este eterno florecer, ya que el animal pierde la piel del cuerno en primavera para renacerle, más fuerte y hermosa, en otoño.
El dios Cilicio de la fertilidad llevaba cuernos, etc.

La media luna en la cabeza de tantas diosas madres –Ishtar, Astarté, Isis, Hathor– representa la conexión con el misterio sobrenatural pero también representa la sexualidad, precisamente por su parecido con los cuernos. Cuernos de la Luna.

Este jeroglífico en principio sacro –sacerdotes-reyes– pasó a ser emblema de la realeza, la corona. Guenon, fijándose en que las coronas antiguas son diademas con puntas, anota que primitivamente éstas eran cuernos y señala que etimológicamente, cuerno y corona, en griego, tienen las mismas letras: KRN.
Posteriormente, los cuernos adornaron los cascos de los guerreros de infinidad de pueblos, hasta bien entrada la Edad Media, siendo lucidos, incluso por los nobles en Justas y Torneos, y aún hoy en día los llevan muchos hombres de las mal llamadas tribus primitivas: el brujo Zulú se adorna con collares fabricados con cuernos, los cazadores Dompago, del Dahomey, llevan en sus cabezas los cuernos de un antílope de los que cuelgan campanillas y largos collares de la concha llamada cauri… El significado es siempre el mismo: fuerza, potencia, virilidad, poder de creación.

Además de este poder del cuerno de dar fuerza, también tiene un carácter protector y por ello aún en nuestros días, el campesino de Calabria, para alejar los malos espíritus que podrían amenazar el ganado o a las cosechas, coloca cuernos de carnero sobre altos postes en los corrales o en el campo. En China el cuerno del ciervo se usaba –o se usa– para restablecer una virilidad perdida, el de rinoceronte gozaba de grandes poderes mágicos y el de unicornio otorgaba la prosperidad. Los gnósticos simbolizaban con el cuerno de unicornio el principio que da la madurez y la perfección de todas las cosas.

Modernamente un hermoso carnero de Cachemira es la mascota del Welsh Regiment británico, con derecho a acompañamiento de banda de tambores cuando sale a desfilar. Recuerdo clarísimo del animal tótem.

Por todo lo expuesto en rápido examen, el cuerno es el símbolo por excelencia del poder fertilizante absorbiendo, por lo tanto, el símbolo del falo –con el que hemos visto va relacionado– expresión primera de la fuerza, el poder y la potencia.

Termino apuntando que todos los dioses con cuernos, y quizá más exactamente el celta Cernunnos, fueron identificados por la Iglesia con el Diablo, por lo que detrás de esta horrenda criatura, cornuda, y con patas de cabra, hay que ver la imagen caricaturizada y ridiculizada del dios de la fertilidad, de la fecundidad y del eterno retorno.

F. FERRER-VIVES

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