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HEMEROTECA- Tomo III
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MARZO 1975 – Año IV – Núm. 28

 

TANTRISMO

ANATOMIA TANTRICA DEL CUERPO HUMANO

 

Para el Tantra, al igual para los demás tipos de yoga, la comprensión, estudio y conocimiento del cuerpo humano es de una importancia capital como representación, que es, del Cosmos.
El Upanishad Yogatattwa dice: ‘‘Hay cinco elementos: tierra, fuego, aire y éter. En el cuerpo hay una quíntuple concentración de los cinco elementos. La región de la tierra abarca de los pies hasta la rodilla. Es de forma cuadrada, de color amarillo y tiene la letra ‘‘la’’. Se ha de meditar sobre esta región exhalando el aliento con la letra ‘‘la’’ a lo largo de ella desde los pies hasta las rodillas y contemplando el cuatrifácero Brama de color de oro. La región del agua se extiende desde las rodillas hasta el ano. Tiene forma de media luna y es de color blanco y su semilla es ‘‘va’’. Exhalando el aliento con la letra ‘‘va’’ a lo largo de la región del agua, se ha de meditar sobre el dios Narayana, que tiene cuatro brazos, cabeza coronada, de color de puro cristal y está vestido con ropas de color naranja.

 


La región del fuego está comprendida entre el ano y el corazón. Es de forma triangular, de color rojo y tiene, por semilla, la letra ‘‘ra’’. Levantando el aliento con la letra ‘‘ra’’, que lo esplendece, a lo largo de la región del fuego, se ha de meditar sobre Rudra que tiene tres ojos, concede cuanto se desea, es de color del sol meridiano, está todo tiznado de sagradas cenizas y es de placentero aspecto…

 


La región del aire está comprendida entre el corazón y el entrecejo. Es hexagonal, de color negro y brilla con la letra ‘‘ya’’. Llevando el aliento a lo largo de la región del aire, se debe meditar sobre Ishawara, el omnisciente, de cara a todos lados…

 


La región del éter se extiende desde el entrecejo a lo alto de la cabeza. Es circular, de color ahumado y brilla con la letra ‘‘ha’’. Llevando el aliento a lo largo de la región del éter se ha de meditar sobre Sudashiva, considerándolo con los siguientes aspectos: productor de dicha; en forma de gota; el Dewa supremo; en forma de éter; brillante cual puro cristal, con la media luna sobre su cabeza; con cinco rostros, diez cabezas y tres ojos; de apacible continente; armado de todas armas, engalanado con toda clase de ornamentos; con la diosa Uma en la mitad de su cuerpo dispuesto a otorgar favores; y como causa de todas las cosas.’’

 


Para empezar a estudiar el cuerpo humano el estudiante tántrico empieza por su columna vertebral. En la mitología hindú se habla de la montaña sagrada llamada Meru, donde descansan los dioses védicos y en donde, además, viven, los gigantes de Asura. Este monte se considera el eje que pasa por el polo de la tierra. Por considerarse que la columna vertebral del hombre corresponde a este eje, los Tantras la llaman ‘‘Meru-danda’’, o sea, la ‘‘vara de Meru’’. Este eje se divide en cinco partes o regiones cuya descripción, según el Upanishad Yogatattwa hemos visto más arriba. Estas regiones en palabras occientales son: la más baja o coccígea compuesta de cuatro vértebras incompletas, la sacra con cinco vértebras, la dorsal con doce vértebras y la cervical con siete vértebras. Todas estas vértebras por su disposición sirven de columna para sostener la cabeza y al mismo tiempo forman un estuche protector para la médula espinal que va desde el cuarto ventrículo cerebral hasta la región coccígea donde termina afinándose hasta llegar al diámetro del cabello. Ahora bien, para el sadnaka tántrico la médula espinal está dividida en dos partes unidas por un canal enormemente fino por donde deberá subir, desde la base de la médula espinal hasta la parte superior de la cabeza, la fuerza mística llamada ‘‘undalini’’, que al ir ascendiendo dará vida a los seis centros situados a lo largo del recorrido expuesto. Este canal es el ‘‘shushumna’’.

 


Alrededor del ‘‘shushumna’’ y enrollados a él como dos serpientes, el ‘‘pingala’’ y el ‘‘ida’’, quienes al cruzarse forman nudos con el central. El nudo que forman en el entrecejo, al cruzarse las tres, es el tan nombrado y mal conocido Tercer Ojo.
A través de estos tres conductos –’’shushumna’’, ‘‘ida’’ y ‘‘pingala’’ – circula la energía vital que otorga la salud a nuestro cuerpo psíquico y que recibe el nombre de ‘‘prana’’.

 

CONTROL DE LA RESPIRACION

El conocimiento y buen uso de esta energía vital –el prana– al circular por los conductos da, al tántrico, un poder total sobre sí mismo y sobre los demás. Todo el secreto de la respiración como método de salud y obtención de fuerza está en estos conductos citados. Cuando el adepto respira por su fosa nasal izquierda hace fluir el aire a través del canal ‘‘ida’’ que es el de signo femenino, frío, magnético y de color blanco. Cuando el adepto respira por su fosa nasal derecha, el aire fluye por el ‘‘pingala’’, de signo masculino, caliente, eléctrico y de color rojo. Estos colores sólo son notados por la visión astral, naturalmente.

 


Cuando el adepto respira por las dos fosas nasales a la vez, se dice que las fuerzas combinadas del sol, la una y el fuego penetran en el canal ‘‘shuhmna’’. Llegado a este punto el sadhaka logra todo lo que desea en el campo psíquico, consigue conocer el futuro, detener el tiempo, etc. etc.

 


Aunque esta práctica de la respiración a través de estos conductos parece cosa sencilla e inútil, los tantristas consideran que el que no conoce bien el yoga, y por lo tanto no efectúa bien estas prácticas, puede morir en el instante –por breve que éste sea– en que el aire fluye al mismo tiempo por las dos fosas nasales.
Omar V. Garrison cita a un Kaul que le confió que cualquier maldición pronunciada durante el lapso en que el ‘‘prana’’ se movía dentro del ‘‘shushumna’’ producía casi seguramente su efecto.

 


Como he apuntado, este flujo respiratorio es de signo masculino o femenino según se realice por una u otra fosa nasal, por lo que si uno respira por la fosa nasal izquierda, la de la Luna, recibe el influjo femenino, el influjo materno, o sea el de la Shakti que le afectará el sistema nervioso simpático, regulándole las funciones corporales, siendo la fuente del deseo, de los sueños, de la sabiduría, de las fantasías y de todos los poderes lunares de la mujer. La Solar, respiración por la fosa nasal derecha, alimenta y sustenta el sistema vasomotor siendo además la fuente de la acción, de la violencia, del calor corporal, de la lujuria, de la virilidad. La respiración por ambas fosas nasales controla el destino, la muerte y el tiempo del hombre.

 


Hay yoghis que afirman haber prolongado su vida por haber tomado ‘‘prana’’ a través del ‘‘shushmna’’, llevándola al centro vital que se halla en el cerebro.
Como ejemplo de la importancia de esta técnica respiratoria el adepto sabe que según la clase de respiración que fluye de los padres durante el acto sexual se puede determinar el sexo del hijo. El el hombre respira por el ‘‘ida’’ y la mujer por el ‘‘pingala’’ será niña. Si ambos respiran por el mismo canal a la vez, el niño tendrá tendencias homosexuales.

 


Dentro de estos conocimientos respiratorios es interesante anotar que existe también una relación respiración-elementos. O sea, será respiración Tierra cuando el aire pasa por el centro mismo de la fosa nasal; será respiración Agua cuando el aire pasa por la pared superior dentro de la cavidad nasal; será respiración Aire cuando la corriente baja por el costado izquierdo de la pared nasal y será respiración Eter cuando la corriente baja por el costado derecho. Toda acción, pensamiento o decisión tomada durante el tiempo en que la respiración se efectúa por el elemento Tierra dará resultado positivo. Toda acción, pensamiento o decisión que se tome durante la respiración por elemento Eter y Aire dará pérdidas, destrucción e incluso muerte.

 


Ahondando más en este tema señalaré que cada forma de respiración tiene su color, su forma geométrica y su distancia o proyección exterior, así la respiración Tierra es de color amarillo, cuadrada y se proyecta a siete centímetros y medio de la nariz; el agua es blanca y circular, proyectándose a treinta centímetros; la Fuego es roja y triangular, proyectándose a diez centímetros; la Aire es verde y forma una línea oblicua, proyectándose a veinte centímetros; la Eter no tiene color ni forma por ser el aire cósmico vital que todo lo impregna.

 


Los miércoles, jueves, viernes y sábado es bueno y conveniente respirar por el canal ‘‘ida’’ y sobre todo si son días que hay luna llena. Los lunes, martes y sábados es bueno hacerlo por el ‘‘pingala’’ y sobretodo si es durante la mitad oscura del ciclo lunar.

 

LA IDEOLOGIA SOBRE LA VIDA HA DE CAMBIAR PROFUNDAMENTE


 


Repito que toda esta ceremonia tiene mucha importancia para la vida del tántrico pues no puede emprender ninguna acción, de cualquier tipo que ésta sea, sin tener acorde la respiración para llegar al fin propuesto por nimio o intrascendental que parezca: cazar, comer, plantar, estafar, efectuar visitas, hablar, andar… Por ejemplo, si el hombre está en respiración solar y atrae a su fosa nasal derecha el aliento de la fosa nasal izquierda de una mujer, ésta le dará un amor eterno.

 


¿Cómo se cambia la respiración de fosa nasal? El Sahaka completo lo hace con un simple acto de voluntad, pero el estudiante occidental necesitará, en principio, conocer los medios físicos y que pueden ser: una presión en la axila del lado opuesto al que se desea la corriente respiratoria; apoyarse sobre el codo sosteniendo la cabeza en la palma de la mano y con el pulgar apoyado debajo del oído y los dedos apretados en la frente; tenderse del lado opuesto al que se desea que fluya el aliento; poner el brazo contrario sobre el respaldo de una silla o sillón para hacer presión; darse masajes en el tobillo y en el dedo gordo del pie contrario al lado que se desea, etc. etc.
Como se ve es imprescindible que el estudiante realice perfectamente su respiración pues así tendrá el dominio sobre la corriente del ‘‘prana’’ que fluye por su cuerpo dándole todo lo que desea con el total dominio de su propio cuerpo.

 

CADUCEO DE MERCURIO

Caduceo de Mercurio:
El lector avispado, si ha seguido con la mente la descripción de los tres canales ‘‘shushumna’’, ‘‘pingala’’ e ‘‘ida’’ y su disposición, habrá visto que coincidía de manera asombrosa con la representación gráfica del Caduceo de Mercurio, una vara rodeada por dos serpientes y con una bola o sombrero alado en sus partes superiores.
Efectivamente, en el Caduceo la vara es la columna vertebral, las serpientes, se corresponden exactamente con el ‘‘ida’’ y el ‘‘pingala’’. La bola o sombrero es la glándula pineal y las alas son las llamas que la corriente psíquica o ‘‘kundalini’’ motiva cuando, después de elevarse por el canal central, se pone en contacto con el centro final de poder, con la mente universal, el ‘‘sahasrara’’.

 


Para Thot-Hermes-Mercurio ‘‘lo que está arriba es como lo que está abajo’’, base de toda Ciencia. Para el adopto tántrico el cuerpo es fiel reflejo del cuerpo universal. Identidad de concepto. Misma fuente, mismo fin.

Los cuerpos del hombre:
La tradición hindú habla de tres cuerpos en el hombre situados como envolturas: el cuerpo ‘‘causal’’ o ‘‘karanasharira’’ o ‘‘parasrarira’’, el cuerpo ‘‘sutil’’ o ‘‘sukhsohmasharira’’ y el ‘‘cuerpo ‘‘grosero o material’’ o ‘‘sthulasharira’’. Estas tres envolturas encierran la presencia divina o ‘‘Atman’’. Voy a darles un pequeño repaso.
El cuerpo Causal es el estado causal por lo cual la forma se manifiesta y se actualiza. Jean M. Riviere dice que es el instrumento del Conocimiento verdadero y que contiene la Conciencia total del Sí en relación con su objeto, que es la beatitud.

 


El cuerpo Sutil se conoce con el nombre general de ‘‘Linga Sharira’’ y se divide en tres: el ‘‘·Vijnanamaya Kosha’’ que refleja el conocimiento integral del cuerpo causal y está en contacto con las cosas exteriores por los cinco ‘‘tanmatras’’ que son las esencias elementales, principios de los cinco sentidos humanos; el ‘‘Monomaya Kosha’’, que es el cuerpo mental real, la conciencia mental or excelencias; el ‘‘Pranamaya Kosha’’ que contiene las diez facultades de sensación y de acción llamadas ‘‘indriyas’’ formados de aliento vital o ‘‘grana’’. Por tener el ‘‘prana’’ unas vibraciones parecidas al cuerpo grosero, permite a los videntes percibirlo en forma de vapores coloreados. Todos los fenómenos psíquicos pertenecen a este cuerpo.

 


El cuerpo Grosero es la última envoltura y está compuesta de cinco elementos como hemos visto: éter o ‘‘akasha’’, aire, tierra, fuego y agua. La carne viene del elemento tierra, la sangre del agua, la grasa, médula y nervios del elemento fuego.

 

LA ENERGIA VITAL O PRANA OTORGA LA SALUD A NUESTRO CUERPO PSIQUICO


 


Para nuestro estudio nos ocuparemos del Cuerpo Sutil sede de las Fuerzas o canales estudiados antes: el ‘‘shushmna’’, el ‘‘ida’’ y el ‘‘pingala’’. Los tres se conocen con el nombre común de ‘‘Nadis’’.
En esta envoltura sutil existen unos Centros, donde desembocan los nadis y que sirven de reguladores y transformadores del prana. Son los centros de conciencia que trabajan lentamente en el hombre normal pero que pueden ser despertados por ciertas posturas y ciertas concentraciones. Por el despertar de la actividad de estos Centros de fuerza el hombre adquiere posibilidades en los planos sutiles. El Yogui, al igual que el Místico –uno por realización consciente y el otro por una vida pura y recta– toman posesión de los planos sutiles y adquieren dones como la visión en el espacio, la visión en el tiempo, la levitación, el dominio del hambre, la sed, el sueño, y la posibilidad de alimentarse por la absorción directa de sus elementos pránicos o sutiles.

 


Este despertar se efectúa por medio de la puesta en acción de la energía humana llamada ‘‘kundalini’’ y que descansa dormida en lo bajo del cuerpo humano. Se le compara a una serpiente enroscada a causa de su aspecto y de la forma de su ascensión por la gran nadi central. El despertar de la kundalini es el fin de todo yoga. Shri Shankaracharya, en su obra ‘‘Shintamanistava’’ escribe que: ‘‘la esposa –la ‘‘kundalini’’ – entra en la Vía Real –el ‘‘shushmna’’–, descansando en ciertos lugares –los ‘‘chakras’’ o centros sutiles–, encuentra y abraza al esposo supremo –Siva– y, en este abrazo, hace surgir chorros de néctar’’.

 

F. FERRER VIVES

 

 

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