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HEMEROTECA- Tomo III
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ABRIL 1975 – Año IV – Núm. 29

 

UNIVERSALISMO

CARTA UNIVERSAL 25-27

Muy apreciado amigo:
Recibí su carta con boletines del “CIREX”, de cuya entidad es usted digno director. Me alegraron sus noticias y especialmente saber que su entidad no persigue fines lucrativos. Parece que debe ser así cuando se quiere dar un mensaje a la humanidad, como el que ustedes intentan ofrecer a través de su agrupación. O al menos es imprescindible que los recursos que se obtienen como fruto de la labor que se desarrolla revierta de nuevo en la divulgación y propagación del mensaje que se ofrece. Lamentablemente no siempre ocurre así, pues en el campo OVNI especialmente no faltan numerosos parásitos que resultan ser auténticos explotadores del tema, cuya finalidad no es otra que conservar y cultivar un claro “modus vivendi”, hablando mucho y editando sin parar, para acabar sembrando una mayor confusión el terreno que, personas íntegras como ustedes, desean trabajar con todo cariño y honestidad.

 


Afortunadamente, no todos avivan la psicosis OVNI para vivir de ella, muchos son los que con paciencia y dedicación viven para esclarecer en lo posible que es lo que en realidad hay dentro del llamado fenómeno OVNI.
Entre estos últimos cuento con algunos buenos amigos, entusiastas, e infatigables en sus pesquisas, aunque yo personalmente, si bien estoy a la expectativa y siempre he creído que algo tiene que haber de positivo en este vasto campo, confieso con toda sinceridad que no estoy capacitado para opinar, hablar ni escribir en este sentido sin correr el riesgo de emitir juicios temerarios o desprovistos de la base y seriedad que debe tener todo comentario deseoso de compartir, sea cual sea el aspecto de la investigación, que se trate de dilucidar.
A tenor de lo que me comunican observo complacido que el asunto de los extraterrestres no se limita, para ustedes, a especular sobre unos artefactos más o menos ingenioso, por el contrario lo sitúan dentro de un amplio contexto en el cual auténtico protagonista y la pieza clave es el hombre. A mi juicio han acertado plenamente con este planteamiento, amplio y humano a la vez.

 


Es por este motivo, que valorando mucho el aspecto extra, me limito a glosar solamente el terrestre, único que mi limitada capacidad me permite abordar con cierta soltura, fruto quizás de largos años de estudio y dedicación.
Al decir terrestres miro directamente al ser humano, el cual contiene en más o menos dosis el elemento vital y espiritual, cuya dimensión es asequible mediante el Conocimiento y la Meditación.

 

 

 

EQUILIBRIO ENTRE LO EXTERIOR Y LO INTERIOR

Entre muchos y sustanciosos conceptos vertidos en sus escritos, en primer lugar aparecen estas frases: “La preparación de la humanidad para la era cósmica”. “La realización de la gran obra de superación material, mental y espiritual que estados superiores de consciencia le podrán ofrecer”. Creo de sumo interés recordar que el verdadero equilibrio se establece conjuntamente entre lo interior y lo exterior. Si falla uno solamente, ambos se resienten y experimentan desequilibrio. Entonces resulta muy importante que mientras unos se dedican al exterior, otros exploren el interior. Y eso debe ocurrir tanto a nivel planetario como a nivel humano.
Este último microcósmico nivel contiene la clave para que algún día y precisamente como consecuencia de la exploración del espacio interno de la conciencia pueda el hombre elevarse a aquellos estados superiores y tomar posesión de la era cósmica.

 


Tal vez por muy sencilla parecerá escasa mi afirmación, con todo la ofrezco como la única capaz de cambiar un rumbo a todas luces erróneo en la singladura actual de la nave humana y afirmo que solamente la Meditación en la Perfección Interna podrá producir la mutación psicológica-espiritual que salve al hombre del naufragio que le amenaza en nuestra época.

 

LA PREPARACION DE LA HUMANIDAD PARA LA ERA COSMICA

 


En su comunicado, amigos, siguen hablando de “estos seres superiores” que “estamos en el comienzo de la Era Acuaria”, que ahora “aparecen estos hermanos mayores a imprimir nuevos rumbos” con todo lo cual estoy de acuerdo por completo. Es una gran suerte que así sea, mayormente cuando en nuestro turbado planeta se dan estos magníficos casos, con seres de gran espiritualidad ofreciendo un Conocimiento tan importante que transforma a todos los que meditan en él.
Siguen diciendo ustedes: “no tienen religión porque no la necesitan, pues viven en contacto directo con la Divinidad, sin necesidad de intermediarios y en comunión permanente con Dios mismo”. Muy sublime será esta vivencia, aunque en nuestro mundo quizás eso sea todavía muy difícil o imposible para una abrumadora mayoría. Probablemente porque como dicen ustedes “el concepto de la vida misma, hoy envenenado con toda clase de ideologías y doctrinas falsas, difundidas por las diferentes organizaciones y asociaciones internacionales con inconfesables fines de lucro personal” hacen del aspirante un ente vulnerable a las tentaciones y cantos de sirena que encuentra a su paso. Podemos felicitarnos, empero, que multitud de seres con buena voluntad realizan y experimentan la presencia del Espíritu en su interior, y viven en una perfecta comunión con Dios.

 


En el lado interno del hombre, esto equivale, como mínimo, a lo que ustedes denominan “despertar y desarrollar sus facultades latentes hasta alcanzar un estado superior como lo son algunos superhombres de nuestro planeta que por su disciplina han alcanzado dicho estado.” Entiendo que se refieren al estado de Gracia, Resurrección y Vida Eterna que ofrecía Jesús a todos los grandes Iniciados Planetarios.

 


Continúan lamentando “que los terrícolas hemos perdido la Visión Espiritual” e instan a proseguir hasta “alcanzar-reconquistar el estado supraconsciente”. ¡Con cuánta precisión se expresan! Pero no hay que desalentarse, pues en nuestros días se imparte abundantemente la Gracia que devuelve la vista al Tercer Ojo con lo cual al hombre le es dado otra vez meditar y fusionarse con la Luz, la Energía básica de nuestro Universo, recuperando la visión del Espíritu, acercándose a la inmortalidad, cada vez con mayor fe y con más devoción e inteligencia.

 


 

LA REALIDAD SE NOS OCULTA BAJO FORMAS FISICAS

Afirman que “la humanidad no es, como se cree, el último resultado de la evolución de la vida”. Y añade: “que el hombre no tiene necesidad de abandonar la tierra para poder alcanzar un mayor –o más elevado– estado de conciencia”. Continúan afirmando “existen dentro de un mundo espacio encajados entre sí, varios universos “y que” nosotros con nuestros sentidos percibimos lo que creemos real. Pero sucede que gran parte de la realidad se nos oculta tras las formas físicas, “concluyendo con” que el Universo es multidimensional. Lo que nosotros llamamos Luz es la sustancia esencial de que está hecho. Tan sólo percibimos cierta intensidad lumínica; no vemos los resplandores, de la Luz increada, ni el fulgor de la Luz inmanifestada, aunque ella toda siempre es Eterna”; perfecto, perfecto, así es.

 


Pero ocurre, amigos, como ustedes saben, que hay algo más, consistente en que el hombre, ha sido creado para que vea la luz y se abrace a ella.
Así lo afirmó Buda en su tiempo, por eso es conocido como el iluminado. Así lo realizó Cristo más tarde y pudo afirmar que mientras estaba en el mundo, Luz era del mundo, ofreciendo a su vez la Luz de la Vida. Hay varias clases de Luz de la Vida. Hay varias clases de luz, pero sólo una es la Luz de la Vida, y ésta es la que a través de la fusión “conduce a la Vida Eterna”.

 


Por eso Pedro, Juan, Pablo: por eso santos e iniciados de todos tiempos nos hablan de la experiencia interna de la Luz como algo muy real, que viven en su persona; y ven con el Ojo Interno. De aquí se infiere que esta vivencia, cuya llave han poseído los Maestros de Perfección de todas las épocas, es susceptible de abrir la puerta –con la iniciación–, que conduce a estas otras dimensiones vedadas al hombre en las tinieblas. Es así como penetramos hacia realidades, y dimensiones son los “universos encajados” invisibles para el ojo humano. Y como consecuencia verificamos que no tenemos que abandonar nuestro planeta, nuestra vida para alcanzar estos sublimes estados de conciencia no es el último, sino precisamente el primero, más tosco y rudimentario estado de conciencia, cuya meta es, sin embargo, la mística y simbólica Nueva Jerusalém, donde no habrá “necesidad de sol, ni de luna: porque la claridad de Dios la iluminará, y el Cordero será su lumbrera”.

 


No menos importantes son estas otras afirmaciones suyas: “Existen diferentes estados de conciencia que el hombre puede alcanzar…”, “Dios es el Espíritu de vida –también nosotros somos sus hijos–, del nuevo despertar prometido por el Cristo ha llegado”, “La Nueva Alba, Edad de Acuario o Epocas de las Luces, está ya en su comienzo”, “Esta vez Cristo no vendrá con la humildad manifestada dos mil años atrás, más vendrá con potencia y gran gloria, como profetizaron los evangelistas del Nuevo Testamento, etc. etc.

 

 

 

NECESIDAD DE LUZ Y ARMONIA

Evidentemente como expresé más arriba participo de sus opiniones o tal vez experiencias. Mejor que fueran esto último, pues la experiencia, haber vivido lo que explicamos tiene y despliega un invisible pero a la vez irresistible poder, cuya radiación no solamente certifica la transformación de nuestras vidas, sino que incluso imprime un nuevo sesgo en muchas otras que, expectantes y anhelantes, necesitan de esa Luz, de esa Armonía, de ese Néctar de Vida que atrae, regenera y vivifica a toda alma sedienta de la Verdad y del Agua de la Vida. Y del Verbo, con cuya sola y Santa presencia, activa y vibrante, el hombre tiene a su alcance la maravillosa condición Hijo de Dios, en plenitud de Resurrección.

 


Esto que hoy parece un sueño, o que está al alcance de una exigua minoría es lo que las Escrituras de todo el mundo anuncian con una magnífica posibilidad. En los albores de esta nueva Epoca de las Luces ¿realizaremos el supremo esfuerzo que nos permita establecer definitivamente el Reino de los Cielos? ¿estaremos bien alerta, seremos lo bastante humildes y disfrutaremos de la suficiente elasticidad moral, mental y sentimental para comprender y aceptar que verdaderamente Cristo esta vez viene con gran poder, riqueza y gloria, sin que ello nos confunda más, y nos asfixie dentro de nuestros moldes semi petrificados?

 


En fin, queridos amigos, no quisiera cansarles con este “sat sang” fruto de una profunda e indeleble experiencia interna, por lo que voy a terminar, citando por último estos párrafos suyos, con los cuales ustedes se despiden y que sin lugar a dudas son claves, imprescindibles, a todo hombre –y a la Humanidad entera– si desea al fin realizarse en Paz y Plenitud Interna. Dicen así: “La paz mundial debe comenzar primero en el individuo, luego en el grupo…” y “aceraos al Dios único de todos los Profetas, el solo Padre de la raza humana e investigad en vuestro interior…” la fuente inagotable de Paz, de Dicha, de Armonía. Y ¡luminoso día será aquel en que el hombre lo comprenderá! Y se allegará con la sencillez de un niño ante el Espíritu Iniciático en Manos de Quien posee el Cetro del Bautismo de Fuego: y presto a la Regeneración exclamará: “Sé propicio a mí, pecador”, y dispuesto ante la Ley de Gracia se inclinará frente al Maestro Perfecto, cuyas manos poseen la llave que si “cierra ninguna abre, si abre ninguno cierra”.
Cordialmente

 

R. PLANAS ARGELICH

 

LITERATURA UNIVERSALISTA

Traemos hoy, a estas líneas de Literatura Universalista un libro que consideramos fuente inagotable de riqueza espiritual para el Hombre: la Biblia. La Biblia forma parte válida de la Antigua Sabiduría humana, citando palabras de San Agustín (S.V.): “Lo que se llama la religión cristiana existió entre los antiguos, y nunca dejó de existir, desde los comienzos de la raza humana hasta que Cristo advino en la carne, en cuya época la verdadera religión que siempre existió empezó a llamarse cristianismo”.
Creemos que no existe conflicto real entre la Ciencia actual y la Religión. La verdadera Ciencia debe incluir el aspecto espiritual tanto como los aspectos físicos y emocional del Hombre, y de este modo, la figura del Cristo vivo, la luz eterna.

 


Dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia, y la avaricia, que es una idolatría. No sigáis engañándoos unos a otros. Despojaos de la vieja condición humana, con sus obras, y revestidos de la nueva condición, que se va renovando como imagen de su creador, hasta llegar a conocerlo.
En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres: porque cristo es la síntesis de todo y está en todos.

 

JESUS Mª ARBOS CANO

 



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