HEMEROTECA- Tomo III |
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MAYO 1975 – Año IV – Núm. 30 |
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UNIVERSALISMO |
CARTA UNIVERSAL 25-28 |
CONOCIMIENTO E INICIACION
Vamos a tratar en esta ocasión, un tema siempre delicado por su profundidad y por sus implicaciones, tanto si es abordado por autorizadas voces en la material, como en esta ocasión en que no deseo otra cosa que puntualizar desde un ángulo real y práctico pero sin ánimo de sentar cátedra, el aspecto de la ‘‘iniciación’’ dentro del vasto y en cierto modo contradictorio campo del espiritualismo.
Desde que publiqué en esta revista y en Conocimiento de la Nueva Era, de Buenos Aires (número 14 y 439) respectivamente, ‘‘Carta Abierta sobre el Conocimiento’’ estaba en deuda con los lectores que se interesaron en este sentido, por lo cual ofrezco en este artículo mi posición y el resultado de mi experiencia en relación con el eje iniciación-conocimiento.
Como puede suponerse las opiniones que he recibido son opuestas. Así mientras que unos se inclinan rotundamente, para evitar confundir a ‘‘mentes cándidas y con buena predisposición’’ a excluir el Conocimiento del camino de la ‘‘iniciación’’ otras al contrario desean clarificar el alcance y la realidad –o lo erróneo– de lo que en algunos tratados se expone referente a la ‘‘iniciación’’. También hay las que consideran muy importante el proceso del conocimiento y estima muy acertado aceptarlo como una verdadera iniciación, deseando fervientemente una más amplia información de cómo conseguir llegar a tan preciada meta.
A grandes rasgos estas tres posiciones son las que destacan en el interés de nuestros amigos comunicantes. Otros aspectos ya fueron tratados o lo serán oportunamente. Por lo que ahora agrupadas las opiniones tal como les he expuesto voy a entrar en ellas brevemente.
Las del grupo primero son tajantes en sus deseos y apreciaciones, pero teniendo en cuenta que excluir o incluir alguna técnica dentro del ‘‘camino de la iniciación’’ es cosa que escapa a mis limitadas posibilidades, quedará este punto resuelto: no basta desear lo mejor para ‘‘mentes cándidas y personas con buena predisposición’’ es preciso atenerse a unas leyes de orden superior y aceptar lo que disponen en ese sentido, sin que poco o nada pueda hacer nuestra rebelde o independiente voluntad, a no ser conseguir un desvío en el proceso de entrada en una etapa superior en la senda del espíritu.
Las del grupo siguiente se pronuncian en un sentido que abordarlas sería como entrar en una vía de dirección prohibida, con los consiguientes e inútiles riesgos. Añadiré que desde mi posición Universalista no puedo entrar en el terreno de otros tratados para poner en evidencia lo que parece no ajustarse a la realidad. Mi misión no es la de destruir. Sobre todo cuando, olvidándose de lo incoherente y superficial, se encuentra por otro lado la necesaria literatura que con clara autoridad guía al ‘‘hambriento’’ aspirante hacia la senda de la verdad.
A continuación aparecen los que opinan y desean ‘‘considerar el Conocimiento como una verdadera iniciación’’ deseando sobre el particular ‘‘una más amplia información’’. Trataré este grupo más extensamente que los anteriores toda vez que su interés es totalmente constructivo y lo haré en dos etapas.
La primera, el punto que desea ‘‘considerar…’’, etc., puede ser muy interesante y sumamente polémico toda vez que son numerosos los espiritualistas entendidos en cierta manera –al menos teóricamente– en la cada vez más manoseada pero también más atrayente y sobre todo más asequible panorámica de la ‘‘iniciación’’, que no dan al Conocimiento más valor que el de unas simples o vulgares técnicas de carácter psíquico, sin más importancia que entretener a los aspirantes en los fantasiosos laberintos de ‘‘maya’’ o dicho de otro modo, que el desarrollo de esta técnica no constituye otra cosa más que una trampa, en cuyas redes quedan prendidas no pocas almas con noble aspiración, sedientas del ‘‘agua de la vida’’, no obstante lo cual quedan a merced de la pegajosa respuesta psíquica con sus tentadoras pero vacías promesas y cuyos pobres resultados se concretan en respuestas de tipo astral, sin otra importancia que recrear las inocentes –a veces turbias– emociones del ser inferior.
Los que así se expresan, evidentemente juzgan a la ligera toda la profundidad que encierra y revela el Conocimiento. Poco importa cuan aparentemente se nos presenten como discordantes sus técnicas respecto de otros relatos sobre ‘‘iniciación’’. Sólo un superficial estudio puede darnos una imagen borrosa, sólo un análisis por estudiantes que juzgan la realidad por las apariencias o que no saben rasgar el velo que sabiamente la oculta para bien de los neófitos, puede darnos una impresión errónea de esta realidad. Pues es bien sabido que gran parte de afirmaciones y escrituras solamente pueden ser ‘‘vistas’’ y descifradas por el ojo del espíritu, sin que el filo de la mente pueda proporcionar otra cosa más que el producto inducido, no auténtico, si antes no ha rasgado el velo que oculta la verdad.
Como algunos de ustedes saben, a cierto nivel Conocimiento, Iniciación y Bautismo son una misma cosa. Que involucran las técnicas y las etapas que dentro de un mismo proceso recorre el estudiante de la verdad, el devoto del ‘‘espíritu’’.
Tomemos como ejemplo el más iluminado de los iniciados que conocemos en el orbe cristiano: Jesús de Nazaret. Constatamos cuan maravillosa exactitud hay entre las bien sincronizadas fases del Conocimiento y las que encontramos leyendo los versículos del bautismo de Jesús, evidenciando la intacta conservación de toda inmutable verdad, ante cuya presencia y resurgir los siglos transcurridos no han hecho mella siendo incapaces de deformar ni un ápice su perenne frescor, manifestando así de forma inequívoca su eterno valor como una auténtica iniciación en el reino del Espíritu.
Quien ha llegado a este grado de iniciación ha verificado con inmensa e íntima satisfacción la profunda y entrañable identificación; la cálida y matemática repetición de las técnicas y de los pasos que presiden este trascendental Bautismo.
Siguiendo un análisis sereno, nos encontramos en San Mateo con esta reveladora frase: ‘‘Después fue bautizado subió luego del agua y he aquí los cielos le fueron abiertos’’. ¿A qué aspirante espiritual se le ocurrirá pensar que se abrió o agrietó el magnífico azul celeste de la atmósfera? Sabemos que el reino de los cielos es interno, cuya sutil dimensión no es visible al ojo humano. Entonces sólo hay un ojo que puede ver al Espíritu en Su Reino, adopte la forma más idónea al caso o al bautizado, y percibida, como en aquella ocasión. La Eterna Presencia en forma corporal, de Paloma.
No menos significativo es el siguiente versículo: ‘‘Y he aquí una voz de los cielos que decía…’’ ¿De veras que habrá algún buscador de la verdad que se imagina a ‘‘la voz’’ bajando de los espacios siderales? Si no es así ¿qué es la voz de los cielos? Bien puede ser… Verbo y si el Verbo también vibración. Y si vibración, también Espíritu. Sabiendo que sólo el Espíritu pronuncia la Santa Palabra y el Santo Nombre, quizás penetremos el verdadero significado de ‘‘la voz de los cielos’’.
Cuando leemos que fue llevado el Espíritu al desierto… vislumbramos claramente en esta experiencia la actualización del néctar y la abertura del oído interno. En efecto, gracias al primero se desvela el aparente misterio de cómo subsistir cuarenta días y cuarenta noches en un largo ayuno y como consecuencia del segundo pudo conversar –oír– con la dura y larga prueba.
Eso mismo, amigo, es lo que ofrece Gurú Maharaj Ji con el conocimiento, guardando claro está, las debidas y profundas distancias humanas que existen entre algunos iniciados. Pero el proceso es el mismo. A pesar que encuentre un sin fin de obstáculos a vencer y de razones… a superar.
Sólo me queda recordar, que Dios mediante en otra oportunidad, trataremos del punto en que se solicitaba más extensa información. Hasta entonces reciban un fraterno saludo de paz espiritual.
R. PLANAS ARGELICH
LITERATURA UNIVERSALISTA
Recordamos la lectura de la obra del Doctor Ser, Naturópata, titulada: ¿Qué es la Macrobiótica Zen?, bajo el subtítulo de: Conozca el secreto multimilenario de mantenerse siempre joven. Nos hemos permitido presentarles un resumen del mismo:
La Macrobiótica Zen fue fundada en los principios de G. Oshawa (Nioti Zakurazawa Oshawa) sobre el Principio Único, que después de una investigación profunda de la multimilenaria Ciencia china y de todo el Extremo Oriente.
La máxima preocupación de Oshawa fue la de poder llegar a que los occidentales comprendieran la filosofía y la ciencia del Extremo Oriente, de este ‘‘casamiento’’ podría surgir una paz que durase otros 2000 años.
El ver la totalidad en la Vida Una, ese monismo de un solo Dios indivisible, omnipotente, con todas las diferentes formas de manifestación pero que sólo tiene una raíz, un solo origen, aunque las infinitas formas de manifestarse sean tan reales que nos parece incomprensible que todo esto salga de Uno, de Dios. Hacia ese origen Único debemos caminar los que decimos ser descendientes de Él.
Oshaw siempre expresaba en los términos de Yin-Yang, que todo cuanto nos rodea en este mundo relativo en que nosotros vivimos, todo, absolutamente todo, se encuentra regido por esas dos fuerzas. Estas dos polaridades Yin-Yang se han llamado monismo polarizable.
Recordamos unas palabras del doctor Ser, autor del libro: ‘‘Sea cual sea vuestra nacionalidad, vuestra educación recibida, vuestros diplomas o títulos alcanzados, vuestro medio social en que hayáis vivido o estéis viviendo, vuestra educación religiosa, así como el color de vuestra piel, no debéis olvidar jamás las cuatro palabras que vais a oírme dirigiros: TOLERANCIA, RESPETO, COMPRENSIÓN, que son la antesala de la AMISTAD. Estas cuatro juntas, sin ninguna separación, son la base de lo que tanto todos vamos buscando: el AMOR.’’
Oshawa nos ha sintetizado la salud en siete condiciones, que como él dijo: ‘‘Siempre que ustedes me presenten otras que sean más verdaderas que éstas abandonaré las mías para seguir las vuestras.’’
1.ª No sentirse jamás cansado. Si se coge un simple resfriado, indica que la constitución ha sido fatigada durante varios años.
2.ª Buen apetito. Si no se puede comer, no importa qué alimento natural, con el mayor placer y con el máximo de gratitud hacia el Creador, indica que no se tiene buen apetito.
3.ª Sueño profundo. Si se habla durmiendo o si se tienen sueños, indica que el sueño no es normal.
4.ª Buena memoria. Si no se olvida nada de lo que se ve o se entiende, indica que se tiene buena memoria. La capacidad de retener aumenta con la edad.
5.ª Buen humor. Liberaos del mal carácter, encolerizado. Una persona en buen estado de salud, es decir, sin miedo ni enfermedad, es alegre y contenta en todas las circunstancias.
6.ª Rapidez de juicio y de ejecución. Una persona con buena salud debe tener la facultad de pensar, juzgar y actuar con rapidez, correctamente y con elegancia.
7.ª Justicia. La séptima condición de la salud es la justicia. Si no se comprende, todo cuanto se sabe de macrobiótica se vuelve un pecado. No existe más que una sobre 10.000 7 1.000.000 que comprende la justicia, por esto la desgracia y la infelicidad se encuentran tan extendidas en el mundo.
El que comprende el orden del Universo lo digiere, lo hace propio y se entrena; practicándole no tiene necesidad de absorberse en estudios del orden que sean. LA LEY ESTÁ FUERA DE TODO PROBLEMA.
El Extremo Oriente (Japón) la palabra Bontoki-itu significa: todas las leyes se unifican en UNO. Esta palabra, que no existe verdaderamente en Occidente, aunque es cierto que es buscada en la oscuridad más completa. Lo que se conoce de esta séptima condición de la salud puede sintetizarse como sigue:
No mentir jamás, ni para protegerse así mismo. Ser exacto. Amar a todo el mundo. Buscar siempre la dificultad, encontrarla y combatirla, resolverla y conquistarla con todas sus fuerzas.
Ser cada vez más feliz y distribuir la luz y la claridad, así como la felicidad en todo el mundo.
No tener jamás duda alguna y transmutar la desgracia en felicidad.
El único entrenamiento para cumplir esta ley es observar la macrobiótica. No obstante, no se puede explicar la Justicia sin escribir un libro, lo mismo que para la salud o la libertad.
‘‘Toda cosa en este mundo es pura invención o ilusión, con ello no hay ninguna parte de verdad, salvo de amar el Principio Único, que no comienza por la práctica de la macrobiótica, de un amor imposible de parar. Querer ser una persona que persuada a todo el mundo, sin lo cual es imposible ser feliz.’’
JESUS Mª ARBOS CANO
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