HEMEROTECA- Tomo II |
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MAYO 1974 – Año III – Núm. 18 |
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NATURISMO |
EL PROCESO TECNOLOGICO HA MIXTIFICADO LA REALIDAD DE LA VIDA NATURAL |
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Ya dijimos que el secreto de la Felicidad, tiene una columna vertebral de acero, el dominio de la voluntad, teniendo esta columna recta y sana, el control y la elasticidad de sus reflejos, será perfecto y sincronizado, a todo impulso sensorial, que intente bombardear nuestras ocultas o incondicionales debilidades o flaquezas negativas.
Nuestros cinco sentidos se hallan constantemente afectados por un sin fin de impresiones de signo negativo que deterioran y socaban a la perfección, a la sublimaducal, por ejemplo, puede traicionar nuestra idea ya madurada, de vivir toda la vida en ceres y las orgías de las épocas medievales o de los grandes magnates, poco escrupulosos de hoy. Los ruidos estridentes, desaforados, pueden destruir nuestro ritmo y descomponer nuestra tranquilidad y, no sólo esto, sino, que al persistir con cierta frecuencia, pueden hacernos trizas no sólo el sistema nervioso, sino acarrearnos hasta la locura. Los focos pestilentes nos pueden alterar ciertas funciones digestivas y si además sus repugnantes efluvios son tóxicos como es frecuente, pueden envenenarnos. Lo mismo puede decirse de una gran escala de sensaciones táctiles, que pueden ser causa y efecto de múltiples calamidades que se interfieren el mismo ideal de vivir felizmente.
EL ÉXITO DE LA ACCION
Dominar los caballos de los impulsos sensoriales, requiere un buen equilibrio psico-somático, estudio y serenidad para el cultivo de la voluntad positiva. La voluntad negativa es la que consideramos desviacionista al objetivo de la felicidad natural. El estudio dentro de la serenidad, nos conducirá al esfuerzo y refuerzo de nuestro espíritu, ante los embates de los impulsos sensoriales. Todo espíritu, ejercita el músculo decían los antiguos y la moderna psicología, reconoce que toda idea elaborada se transforma en acto, por lo que reforzar el dominio de la voluntad, es asegurar el éxito de toda acción.
METODO DE REFUERZO
A toda persona que le sea familiar la concentración y la meditación razonada de las cosas, le será fácil entregarse a la contemplación mental y practicar el balance del pro y del contra, si por el contrario no posee esta aptitud de concentración meditativa, puede adiestrarse para vigorizarla, trazando un cuadro escrito o paradigma con las modificaciones o deseos para cambiar o modificar la propia personalidad, la conducta, los hábitos, etc.
Ejemplos: ‘‘Quiero conservar la sangre fría y tener la máxima serenidad ante el atropello o la desgracia’’. ‘‘Quiero dominar mis nervios y temores ante este o aquel comité o tribunal o auditorio’’. ‘‘Quiero elevar al máximo mis facultades y aptitudes de memoria, de estudio, de mando y practicar el bien común, sin otros objetivos particulares’’. ‘‘Quiero por mi autodominio y perseverancia, la curación de mis malos hábitos y ser el asombro de mis compañeros’’. ‘‘Quiero curarme de esta enfermedad, cueste lo que cueste, haciendo el trabajo apropiado, con la máxima fe y esperanza, renovada en cada momento, en cada hora’’, etc. Como puede verse el verbo querer, siempre es el verbo matriz de toda acción, poralgo se dice popularmente, que querer es poder.
El ejercicio de repetir la lectura y de gravarlo mentalmente, puede hacerse de la manera que mejor se acomode a la persona, buscando el ambiente y lugar más apropiado, al mismo tiempo se le irá elaborando la propia autosugestión. No dudar que el resultado será siempre positivo y tanto y más sorprendente cuanto más sugestión y concentración mental sepa desplegar el individuo.
EL AUXILIO DE LA NATURALEZA
Existen muchos métodos en la actualidad para autoeducarse la voluntad y liberarse de muchísimos males, poderosos auxiliares son los libros, los discos, las grabadoras, la pequeña pantalla, entre otros, pero para nosotros el mejor y de más fijación mental, es el de asociarse con la naturaleza, el campo, el mar, la playa o el huerto con sus plantas y sus árboles, estos elementos obran en la reflección como catalizadores del secreto de las leyes naturales. Sentarse a pensar y a meditar en la quietud y en la sombra de un plácido bosque, aspirando el sutil y puro aire ambiental, facilita la claridad, la comprensión y ayuda a fijar la fuerza estática del autodominio de sí mismo, dentro del consciente y subconsciente de los estrados cerebrales.
Siempre los grandes sabios y pensadores desde Platón y la escuela peripatética hasta el mismo Edison de nuestros días, resolvían sus grandes y difíciles problemas al aire libre, al campo o al huerto o al bosque, el íntimo contacto con la madre Naturaleza, siempre fecunda la inspiración.
LOS ARBOLES SON LA VIDA
Ya entramos en lo que indicábamos en el tercer verso de la Felicidad: ‘‘Tener árboles, libros y un nido’’. En efecto, los árboles de todas clases no sólo limpian los venenos del aire y nos lo hacen apto para nuestro ‘‘alimento’’ pulmonar, sino que sus radiaciones sutiles y ambientales, nos fijan la templanza y la fortaleza para nuestra vida psíquica, recuerdan que Jesús, ante la gravedad de su problema humano, nos lo demostró recurriendo a la meditación profunda, en el huerto de los Olivos. Benditos sean todos los proyectos del árbol, benditos sean siempre los repobladores forestales, que nos devuelven el ritmo ecológico del suelo, la fertilidad al desierto, el retorno de las lluvias y la alegría paradisíaca de la fauna y de la flora en general… Tener árboles y disfrutar de ellos, aunque no sean de la propiedad de uno mismo, ya que los árboles como la tierra, el aire y el agua, deben de ser de todos, son bienes comunales puestos por el Creador y no se pueden monopolizar, de ahí arranca la aspiración naturista de volver a la naturaleza en sí, dentro de la natural evolución que nos ha traído el buen progreso, volver al campo, volver a la tierra, lo más posible, volver a los cultivos biodinámicas modernos o sino al huerto biológico y familiar cuando menos.
Esta es la solución a multitud de problemas de orden material, de vida y de salud y la solución espiritual de paz, concordia, amor y felicidad, volver a la naturaleza, limpios por la experiencia de los desvíos contra natura, de los falsos experimentos y de los fraudes de la falsa evolución.
LA POESIA DEL HUERTO
Toda la poesía de la Naturaleza es una maravilla de la divinidad para el espíritu naturista, pero la poesía del huerto, es otra gran maravilla para el bienestar y salud del cuerpo. Desde el Ramayana, escrito por Vlamiki, 15 siglos antes de Cristo hasta los cantos de Ramón Jiménez de hoy, pasando por Virgilio de la época romana, siempre se ha rendido justo tributo y loanza, a la paz, al sosiego y a la beatitud del campo, concretamente del huerto y de los sembrados. Para nosotros no existe otro medio más eficaz ni más propicio para hallar la tranquilidad del espíritu, la armonía y el amor que las salidas al huerto, los cultivos caseros, el arreglo del jardín y la contemplación diamantina de la vida de las plantas, de las flores y de los frutos. Díganlo sino, los millones de seres que han escogido por uno u otro motivo, sepultarse en los pisos sin apenas sol ni luz, de estas tantas calles de las grandes ciudades.
EL ESPEJISMO DEL CONFORT
Al mundo actual suele responderse en mucho a cualquier toque de clarín, más aún en las grandes urbes. El progreso tecnológico, ha mixtificado en parte, la realidad de la vida natural, nos ha capultado a las grandes concentraciones masivas, en ellas se pierde la independencia, la libertad y finalmente se diluye la propia personalidad, nos volvemos gregarios, masa, sujeta a todos los vapuleos del mando y de los intereses económicos, generalmente de una minoría, comúnmente la más audaz, que no les interesa otra cosa más que satisfacer sus anhelos y sus intereses de triunfo, aunque sea a costa de nuestra salud y de nuestros derechos inalienables.
A las grandes concentraciones germinan los caldos de cultivo apropiados a su condición amorfa, casi borregeril, una propaganda rimbombante guía a la sociedad mal llamada hoy, de consumo y nos hace caer en las finas mallas de la red de la anti vida de la anti natura, de lo anti moral y de todos los anti negativos para la normal superación de la personalidad humana, nos llevan al paraíso perdido y nos lo quieren devolver mediante la sombra del estadio, la penumbra del vicio y el artificio de la droga disfrazada. No es que en las grandes concentraciones humanas no florezcan las virtudes espirituales y del humanismo, debemos descubrirnos ante las grandes y modélicas instituciones que dan luz y ejemplaridad, pero ¡cuán poco numerosas son! Nos contaba un reportero hace poco, que en las principales ciudades de nuestra patria existen por cada biblioteca pública cerca de mil locales destinados a bodegas, snacks clubs y salones deportivos y menos deportivos a ‘‘gogo’’, donde proliferan todos los anti ya referidos a pleno rendimiento.
LOS LIBROS FIELES COMPAÑEROS DE LA CIUDAD
Después de los elementos naturales, lo que más contribuyen acercarnos a los linderos de la felicidad, es la cultura y el gran vehículo de la cultura es el libro de momento, el libro siempre ha sido, es y será el más fiel amigo, presto siempre a darnos un buen consejo sin pedir nunca nada a cambio, un amigo que no nos causa ningún estorbo ni nos da ninguna preocupación, un amigo que nos lleva con sus inciviles alas, por las regiones más lejanas y más diversas de la tierra, que nos hace viajar por todos los mares en frágiles balsas o en lujosos transatlánticos o si lo prefieren, cruzar todos los espacios en la nave que mejor les acomode. El libro es el mejor amigo del hombre que siente inquietudes espirituales, lo tiene siempre a su lado y le sirve de guía en el sendero hacia la paz, el amor y la felicidad.
Tener libros, muchos, buenos y selectos libros, es el mejor tesoro que puede tener una persona consciente de su misión en la vida. Tener libros es tener un tesoro a nuestros hijos, a nuestros amigos más queridos y a toda persona que desee enriquecerse de cultura y de sabiduría. El amor a los libros también ha sido patrimonio de los cerebros más evolucionados, de los seres que trabajan consciente o inconscientemente por un mundo mejor, por esto y por otras tantas cosas, ¡Benditos sean los libros, antorcha de la cultura!
D. BELLSOLA
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