HEMEROTECA- Tomo II |
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SEPTIEMBRE 1974 – Año III – Núm. 22 |
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TANTRISMO |
¿QUÉ ES EL YOGA TANTRICO?!
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Antes de entrar de lleno en el apasionante tema del Tantra es imprescindible hacer un pequeño resumen de lo que es el Yoga en general, para qué sirve, quiénes son capaces de practicarlo, etc., para después profundizar en los tratados y prácticas de la perfecta unión sexual que el Tantra nos enseña. Y lo hace de una forma tan perfecta que el mismo Jean M. Riviére, célebre teórico del Tantra, no puede menos que exclamar que ‘‘constituye una doctrina inmensa, total, que interesa tanto a la física como a la metafísica’’.
La palabra ‘‘yoga’’ procede de la raíz sánscrita ‘‘Yog’’ que significa contacto o unión. Por lo tanto, ‘‘yoga’’ será la Ciencia de la Unión del ser humano con lo divino que en él habita. Cualquier libro sobre yoga añadirá, además, que es el conjunto de procedimientos físicos, psíquicos, mentales y espirituales que hacen despertar en el hombre un ‘‘nuevo hombre’’, dándole nuevos modos de conciencia, nuevas posibilidades, nuevas facultades cuya actividad modifican enteramente su sistema.
Cada hombre tiene, según sus facultades o posibilidades el Yoga adecuado para él. Uno de los errores de Occidente es precisamente el aceptar el primer método práctico que se le explica sin tener en cuenta su propio temperamento, su psiquismo, sus costumbres. A continuación anoto las divisiones más importantes del Yoga:
–Hatha Yoga. Es el Yoga de la respiración, de los ejercicios corporales, ‘‘Ha’’ simboliza la luna y ‘‘Tha’’ el sol, refiriéndose al carácter solar-lunar del fluido que circula por nuestro cuerpo que está dirigido por la respiración. Este fluido es el ‘‘prana’’. Modificando el ‘‘prana’’ se actúa sobre el psiquismo y posteriormente sobre lo mental, modificándolo.
–Raja Yoga. Es exactamente lo contrario del anterior. Está basado en la concentración mental para dirigir el ‘‘prana’’.
–Bakti Yoga. Es el clásico en Occidente, pues por ser el Yoga de la devoción a lo divino y siendo el Guru su encarnación humana, lo han puesto de moda los Beatles y los hipys, con las florecitas y el ‘‘haz el amor pero no la guerra’’.
–Karma Yoga. Es el yoga del deber cumplido ‘‘sin apego, sin egoísmo, sin interés’’, como dice Riviére.
–Jñana Yoga. Realiza intelectualmente al practicante y lo conduce a la realización intuitiva.
–Mantra Yoga. Repetición de ciertas fórmulas místicas llamadas ‘‘mantras’’ que actúan igualmente sobre los cuerpos sutiles del hombre.
–Laya Yoga. Contemplación del sonido interno humano. Se oye tapándose los oídos y la nariz.
–Tantra Yoga. Un manual de liberación sexual.
Esta división no debe ser tomada al pie de la letra, pues todos los distintos Yogas se complementan y se superponen. Aquí es donde se demuestra el verdadero papel del Guru.
Hablemos del Yoga Tántrico.
Este Yoga fue sacado de los Tantras, de ahí su nombre, textos a su vez sacados de los Vedas y destinados a ser la salvación única de nuestra humanidad totalmente degradada. Efectivamente, para el Tantra estamos viviendo en una edad negra o de hierro, llamada ‘‘Kali Yuga’’, en donde es imposible ya comprender las enseñanzas védicas y fue precisamente la Gran Madre –como siempre–, apenada por el error en que estaba sumergida la raza humana, quien reveló, bajo la forma de diálogos con Siva, el camino de salvación: los Tantras…
Estas enseñanzas quizá sean las que más perfectamente conjugan el macrocosmo y el microcosmo, desde un punto de vista no sólo anatómico sino ‘‘total’’.
Es la enseñanza de la Madre, de la Shakti, de lo femenino, de lo eternamente Pasivo frente al inmutable Masculino. En mis artículos relacionados con el Simbolismo me he referido muchas veces a la Gran Madre, a Isis, a las Vírgenes Negras, a Cibeles…, pues bien, todas, absolutamente todas, son la Shakti, la que concede al devoto la ‘‘iluminación’’.
Ahora bien, esta iluminación o liberación, por estar el hombre cada vez más atado al cuerpo, es precisamente a través de él que debe realizarse. El cuerpo humano debe ser el vehículo que permita el retorno a la Unidad primitiva. Por lo tanto, el devoto usará toda la energía de su cuerpo –en todo igual al Cosmos– y la complementará con la del Cuerpo de la devota llegando a sublimarse. El Hevajva Tantra dice ‘‘lo que es causa de caída debe servir para la elevación’’. Esto ha permitido que el Tantrismo haya elevado el erotismo a su forma más espiritual y perfecta, haciendo del ‘‘maithuna’’ –el acto carnal– el símbolo de la unión de los contrarios –cosa que también hacían los alquimistas– y del acercamiento a la unidad, tan deseada. El coito deja de ser función simple fisiológica para convertirse en un camino de contemplación hombre-mujer, mujer-hombre, hasta llegar a la única Verdad.
Como en artículos sucesivos iré desarrollando estas prácticas, hablaré ahora de los Tantras, de los libros sagrados.
Los Tantra, cuya traducción podría ser ‘‘telar’’, ‘‘urdimbre’’ o ‘‘sistema’’, son libros ortodoxos sagrados, ‘‘sastra’’, que en su forma actual parecen pertenecer, los más antiguos, al siglo vii de nuestra era. Estos textos representan ‘‘conversaciones secretas’’ entre el supremo dios, Siva, y su esposa o Sakti, la suprema diosa. Uno y otra van revelando la forma de romper las cadenas del error que impide a la conciencia individual desligarse de lo fenoménico. Nótese que he apuntado ‘‘conversaciones secretas’’, pues efectivamente estos textos son esotéricos y su enseñanza debería ser de boca a oído.
La base principal de estas enseñanzas, como ya he indicado, es la gran importancia de la Shakti, o sea, la mujer como energía proyectada del hombre, siendo ambos, hombre y mujer, las manifestaciones pasiva y activa de un solo principio trascendente. Para entender al Tantrismo es primordial tener esta idea continuamente presente. La unión hombre-mujer es la base de toda su doctrina: el hombre es la eternidad, la mujer el tiempo y su abrazo la creación.
Se conocen sesenta y cuatro Tantras, entre hindúes y budistas, que además son manuales de magia completísimos, que contienen fórmulas sacramentales o ‘‘mantras’’, letras y diagramas místicos o ‘‘yantras’’ e innumerables recetas de magia negra.
Los seguidores de estos textos son los Saktas, o sea sectas hindúes que adoran el principio femenino, Shakti, de los dioses, personificado en sus esposas. Esto presupone, como es natural, considerar a Siva, por ejemplo, a la vez masculino y femenino y precisamente por eso muchas representaciones del dios llevan en su parte izquierda un pecho femenino y en la parte derecha un enorme falo. Los Saktas llevan pintadas tres rayas horizontales en la frente para diferenciarse de las otras sectas. Este signo es el ‘‘tripura’’ y es un símbolo sexual, naturalmente.
Hasta aquí una breve introducción al Tantra. Todo ello si la Madre Kali lo permite.
F. FERRER VIVES
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