Poco imaginaba la organización que el desembarco en la ciudad condal iba a significar tal avalancha de visitantes. Estuvimos allí por vosotros y no pudimos volver al día siguiente porque literalmente no cabíamos. El sábado primaveral se presentó desapacible. La lluvia quizá evitó el colapso. Ni los chuzos de punta desalentaron a los militantes ni a los curiosos. Las charlas sobre temas relativos a la vida vegana convocaron numeroso público, además del pre-estreno de la muy recomendable película ‘‘Empatía’’. Fueron muchos los aplausos los que cosecharon las productoras de la Fundación Faada. De manera amena y muy didáctica Ed Antoja, realizador y protagonista, nos hace cómplices en su periplo para justificar el cómo, el por qué y el cuándo de hacerse vegano.
El veganismo es una forma de vida que pretende causar el menor impacto negativo en la vida de los animales. Más de la mitad de la producción mundial tiene que ver con el sufrimiento animal. ¿Sabéis que la sustancia con la que se confiere brillo a las manzanas proviene de gelatina ósea de animales? Son muchos los hábitos y usos que pueden modificarse una vez uno decide salirse de la rueda de consumo fácil. La vida vegana se ha puesto de moda y tal vez pasada la ola habrá incorporado a un buen número de adeptos.
Es habitual que se crea que el veganismo es simplemente una opción alimentaria. Sin duda un acto cotidiano, repetitivo y trascendental como comer implica millones de gestos que se multiplican si abarcamos el planeta. Si como ocurría en un pasado no tan lejano se consumiese carne muy esporádicamente, el monto de sufrimiento animal disminuiría exponencialmente, así como muchas enfermedades cardiovasculares y de orden cancerígeno. Las granjas de explotación intensiva son fruto de la exigencia comercial de abaratar el negocio de la carne; son las grandes enemigas de los veganos. Pero no solo por el plato pasa la ideología, y el secreto de la feria era la oferta de productos painfree. Juguetes infantiles, complementos de moda, cosméticos, decoración y regalos, hasta setenta expositores, todos ellos expuestos con la garantía de que ni en el origen, proceso ni distribución hay sufrimiento animal.
En Oriente (pero no solo), civilizaciones enteras han prosperado de una forma u otra reconociendo en los animales un alma igual de grandiosa y respetable que la humana. La ausencia de lenguaje verbal complejo y comprensible para las personas en ciertas culturas no implica el acceso libre de carga moral a su explotación. De hecho, la capacidad de sentir y el escepticismo versus a la tradición judía de que el hombre señoreará sobre todas las criaturas serían suficiente para salvar el planeta.
No confundamos ecologismo con veganismo. El segundo pretende reducir al máximo el sufrimiento animal; el ecologismo lucha contra la huella humana en el equilibrio del planeta. Son causas hermanas pero no idénticas. El ecologismo tiene mucho más predicamento a todos los niveles, está insertado en los currículos académicos y en las pautas municipales. El veganismo es más afín a prácticas muy gratamente difundidas por Karma como el naturismo.
Según fuentes de la organización, la enorme expectación creada y la euforia de los expositores obligarán a repetir sede en próximas ediciones.
Aunque esta Feria ha significado la eclosión de un movimiento de interés creciente hay que decir que mensualmente, al menos en Barcelona (pero no solo), se celebran encuentros en los que adquirir sin sacrificios todo aquello que además de útil y bello es bueno para todos.